''Si el axolote desaparece, no solo será una gran pérdida para la biodiversidad, sino para la cultura mexicana y reflejará la degeneración de un sistema de lagos que supo ser grandioso'', expresó Luis Zambrano, biólogo de la Universidad Autónoma de México.
No se sabe exactamente cuántos axolotes silvestres hay, pero se calcula que su población bajó de 600 por kilómetro cuadrado en 1998 a 10 por kilómetros cuadrado este año.
En una época hubo millones de axolotes en los gigantescos lagos de Xochimilco y Chalco, sobre los cuales se construyó la ciudad de México. Usando cuatro patitas gruesas para desplazarse por el fondo del lago y sus colas para nadar como cocodrilos de miniatura, cazaban insectos acuáticos y pequeños peces y crustáceos.
La leyenda dice que Xolotl --un dios azteca con cabeza de perro -- temía que iba a ser marginado o asesinado por otros dioses y se convirtió en un ajolote para esconderse en el Lago Xochimilco.
La declinación del axolote comenzó cuando los conquistadores españoles decidieron drenar los lagos, que se vaciaron más todavía con el correr del tiempo por el crecimiento de la ciudad.
En la década de 1970, se drenó completamente el Lago Chalco para evitar inundaciones. En los 80, la municipalidad empezó a bombear sus aguas residuales hacia los pocos canales y lagunas que quedan del gran Xochimilco.
Hace unos 20 años, trajeron al lago la tilapia africana con la intención de crear una industria pesquera. Pero junto con el pez carpa asiático, dominaron el ecosistema y se devoraron los huevos de los axolotes, con los que compitieron por la comida.
Un pescador de la zona, Roberto Altamira, de 32 años, recuerda que cuando era niño el ajolote era parte de la dieta de la zona.
''Me encantaban los tamales de axolote'', dice entre risas.
En la actualidad nadie lo come, más que nada porque es difícil encontrarlo.
''El último que pesqué fue hace unos seis meses'', expresó Altamira, quien lleva años conduciendo una góndola por los estrechos canales del Xochimilco.
La población de axolotes crece a paso acelerado en laboratorios, donde los científicos estudian sus asombrosas características, incluida su capacidad de reproducir miembros que ha perdido.
Los ajolotes han sido muy útiles en las investigaciones de los procesos de regeneración, embriología, fertilización y evolución.
Este anfibio de la familia de los salamándridos tiene la particularidad de que conserva sus características larvales a lo largo de su vida adulta, un fenómeno conocido como neotenia. Vive en el agua, pero puede respirar bajo el agua, a través de las branquias, o absorbiendo aire a través de pulmones cuando asoma a la superficie.
No se sabe exactamente cuántos axolotes silvestres hay, pero se calcula que su población bajó de 600 por kilómetro cuadrado en 1998 a 10 por kilómetros cuadrado este año.
En una época hubo millones de axolotes en los gigantescos lagos de Xochimilco y Chalco, sobre los cuales se construyó la ciudad de México. Usando cuatro patitas gruesas para desplazarse por el fondo del lago y sus colas para nadar como cocodrilos de miniatura, cazaban insectos acuáticos y pequeños peces y crustáceos.
La leyenda dice que Xolotl --un dios azteca con cabeza de perro -- temía que iba a ser marginado o asesinado por otros dioses y se convirtió en un ajolote para esconderse en el Lago Xochimilco.
La declinación del axolote comenzó cuando los conquistadores españoles decidieron drenar los lagos, que se vaciaron más todavía con el correr del tiempo por el crecimiento de la ciudad.
En la década de 1970, se drenó completamente el Lago Chalco para evitar inundaciones. En los 80, la municipalidad empezó a bombear sus aguas residuales hacia los pocos canales y lagunas que quedan del gran Xochimilco.
Hace unos 20 años, trajeron al lago la tilapia africana con la intención de crear una industria pesquera. Pero junto con el pez carpa asiático, dominaron el ecosistema y se devoraron los huevos de los axolotes, con los que compitieron por la comida.
Un pescador de la zona, Roberto Altamira, de 32 años, recuerda que cuando era niño el ajolote era parte de la dieta de la zona.
''Me encantaban los tamales de axolote'', dice entre risas.
En la actualidad nadie lo come, más que nada porque es difícil encontrarlo.
''El último que pesqué fue hace unos seis meses'', expresó Altamira, quien lleva años conduciendo una góndola por los estrechos canales del Xochimilco.
La población de axolotes crece a paso acelerado en laboratorios, donde los científicos estudian sus asombrosas características, incluida su capacidad de reproducir miembros que ha perdido.
Los ajolotes han sido muy útiles en las investigaciones de los procesos de regeneración, embriología, fertilización y evolución.
Este anfibio de la familia de los salamándridos tiene la particularidad de que conserva sus características larvales a lo largo de su vida adulta, un fenómeno conocido como neotenia. Vive en el agua, pero puede respirar bajo el agua, a través de las branquias, o absorbiendo aire a través de pulmones cuando asoma a la superficie.
Fuente AdnMundo.com
Colaboradora: Elizabteh Genesca. Gracias!!
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