No es ninguna sorpresa para la comunidad científica que los animales polares que dependen del hielo marino se vean amenazados por el calentamiento global. Se trata de uno de los impactos del cambio climático más previsibles en los ecosistemas polares y de hecho es una de las consecuencias contempladas por el último informe del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC), la guía 'oficial' sobre este fenómeno.
Sin embargo, pocos estudios se han centrado en predecir la respuesta de una población animal a los cambios actuales o futuros. Así lo consideran, al menos, los autores del artículo que hoy se publica en Proceedings of the National Academy of Sciences ('PNAS') sobre el futuro de uno de los pingüinos más populares, el emperador (sobre todo a raíz de la película documental El viaje del emperador, de Luc Jacquet.
Como muchas otras especies polares, el pingüino emperador ('Aptenodytes forsteri') hace su vida en el hielo marino: cría y busca alimento en él. Sin embargo, está previsto que el aumento global de las temperaturas reduzca la extensión de hielo marino -como está ocurriendo ya de forma llamativa en el Ártico-. La amenaza es clara, ¿pero cómo afectará exactamente a esta especie?
Fotograma de Luc Jacquet.
Stéphanie Jenouvrier, del Departamento de Biología de la Institutción Oceanográfica de Woods Hole (EEUU), y colegas decidieron cuantificar los efectos del clima en los índices de supervivencia, predecir las tendencias climáticas futuras e integrar estos efectos en los modelos poblacionales.
Concretamente, los científicos desarrollaron un modelo para "estimar los índices de crecimiento y las probabilidades de casi-extinción [un declive del 95% o más] bajo previsiones de las condiciones futuras del hielo según los modelos climáticos empleados por el IPCC".
Los pingüinos emperador se reproducen durante el invierno antártico. El hielo marino les sirve para formar colonias a grandes distancias del mar abierto, lo que hace que las incursiones al agua en busca de alimento requieran larguísimos viajes.
Cuando el hielo es demasiado abundante, dicen los autores del estudio, estos viajes se vuelven aún más largos, con su consiguiente gasto energético para los adultos que van a buscar alimento y menos aprovisionamiento para las crías. Pero, de la misma forma, si el hielo es escaso, los índices de supervivencia son más bajos.
Esta especie se alimenta de peces que a su vez ingieren krill, unos crustáceos minúsculos que forman parte del plancton marino. La abundancia de hielo marino fomenta la producción planctónica, por lo que la relación entre la cantidad de hielo y la disponibilidad de alimento es directa.
Jenouvrier y colegas citan un ejemplo de interacción entre clima y supervivencia. Entre 1972 y 1981, un descenso brusco de la extensión de hielo marino en Terre Adélie (Antártida) durante varios años consecutivos tuvo consecuencias dramáticas sobre la población de pingüinos emperador.
La reducción de un 11% en el hielo marino coincidió con una reducción del... ¡50% en la población de esta especie!
En base a sus modelos -que tienen en cuenta datos de más de cuatro décadas-, los investigadores concluyen que, si el hielo marino disminuye en invierno al ritmo previsto por el IPCC, la población de pingüinos emperador se reducirá drásticamente en 2100 como consecuencia de una adaptación muy lenta a las nuevas presiones ambientales.
No obstante, las posibilidades de llegar a una situación de casi-extinción es del 36%, según los modelos.
Colaboradora Elizabeth Genesca
Fuente elmundo.es
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