Estamos destruyendo uno de los mayores sustentos de vida del planeta


El interior de los océanos es un mundo poco presente para los humanos, lo cual es paradójico si se considera que constituyen el 90% del volumen con vida del planeta y son el hogar de más de un millón de especies, las cuales van desde el animal más grande la ballena azul hasta algunos de los más extraños como la medusa y el pez globo.

A pesar de tal olvido, los océanos y quienes los habitan son afectados con la sobrepesca, el cambio climático y la contaminación, en un proceso continuo que desestabiliza el ambiente marino en todo el mundo.
LA DEVASTADORA PESCA DE ARRASTRE Muchos científicos marinos creen que la sobrepesca es la más grande de estas amenazas, lo que se refuerza con los resultados del Censo de Vida Marina elaborado durante una década por investigadores de más de 80 países y publicado en el 2010 según los cuales, el 90% de los grandes peces ha desaparecido de los océanos del mundo, víctimas en especial de la sobrepesca. Por ejemplo, en los años 30’s y 40’s, decenas de miles de atunes rojos fueron capturados cada año en el Mar del Norte, al punto de que hoy en día desaparecieron de los mares del norte de Europa; el rodaballo, con una suerte similar, prácticamente desapareció del Atlántico Norte en el siglo XIX.

La pesca de arrastre parece ser el culpable de la mayor parte del daño; este método particular de pesca consiste en dejar caer al mar una gran malla de alrededor de 60 m de ancho y, desde un remolcador, arrastrarla por el fondo del mar con pesos abajo para que no se quede en la superficie. Los conservacionistas marinos lo comparan con un tractor gigante, ya que las mallas son arrastradas por unos 20 km, recogiendo tortugas, corales y cualquier cosa que se les atraviese; la pesca colateral, los peces no deseados y otros tipos de vida marina, devueltos al mar, constituyen alrededor del 90% de la captura total del remolcador. Se estima que durante el período 1990-2010, más de un millón de tortugas marinas fueron exterminadas y muchas otras especies fueron colocadas en peligro de extinción.

A pesar de los daños irreversibles que causa la naturaleza indiscriminada de la pesca de arrastre, a los peces y ecosistemas marinos vitales como los corales, los océanos continúan prestando servicios vitales al planeta, absorbiendo una tercera parte de las emisiones humanas de CO2 al tiempo que producen el 50% del oxígeno que respiramos. Sin embargo, absorber cantidades cada vez mayores de CO2 tiene un alto costo: la creciente acidificación de las aguas, otro de los impactos severos que además de la sobrepesca, el calentamiento global y la contaminación produce efectos terribles en la barrera de corales, toda vez que a consecuencia de ella, esos seres vivos que son los corales dejan de crecer y comienzan a disolverse.

LA ACIDIFICACIÓN CAUSA ESTRAGOS De acuerdo a un informe de la Unesco publicado en el 2012, los océanos se hicieron 30% más ácidos a partir del comienzo de la Revolución Industrial en el siglo XVIII y se predice que para finales del siglo XXI sean un 150% más ácidos. Como muestra vale la pena conocer, por ejemplo, que una barrera de coral cercana a las costas de Noruega, apenas descubierta en el 2007, muy probablemente habrá muerto para el 2020; aunque la gravedad que se aprecia en este caso está asociada al hecho de que la acidificación es peor cerca de los Polos, debido a que las bajas temperaturas del agua disuelven más fácilmente los ácidos, se estima que todos los corales van a sufrir cada vez más porque el proceso irá avanzando hacia el Ecuador.

Al menos es lo que plantea Ron O’Dor, director del Censo de Vida Marina, para quien, debido a la acidificación de los océanos y el calentamiento global, el 30% de los corales existentes hoy estará en peligro para el 2050.
A ello se agrega que la mayor acidez de las aguas también disminuye la capacidad de los organismos marinos para crecer, reproducirse y respirar. En efecto, otros de los resultados contenidos en el mencionado Censo, reportan que el fitoplancton las plantas microscópicas que absorben el CO2 y producen la mayor parte del oxígeno en los océanos ha estado declinando en alrededor de un 1% anual desde 1900. Por si fuera poco, el número decreciente de especies pequeñas y desconocidas, así como las plantas, tienen un impacto significativo más arriba en la cadena alimentaria, lo que está causando que por ejemplo, los pájaros marinos que visitan y se reproducen en las islas de la costa peruana se estén extinguiendo debido a cambios en sus anteriormente abundantes fuentes alimenticias.

En síntesis, la preocupante verdad es que los seres humanos estamos generando graves impactos conocidos y desconocidos en todos los océanos donde existen muchas especies vivas que incluso aún no hemos visto nunca y que lamentablemente desaparecerán antes de que las lleguemos a conocer, dice O’Dor, quien es también profesor de biología marina, en la Universidad Dalhousie, en Canadá.

Aunque no podamos verlas, se impone recordar que las profundidades marinas constituyen uno de los mayores sustentos de la vida en nuestro planeta. Sólo tal conciencia y las acciones que ella conlleva permitirán reconstruir la abundancia, variedad y vitalidad de la vida en el mar, sin la cual el futuro de los océanos y el nuestro es obscuro


Océanos al borde del colapso

Fernando Travieso
Fuente: analítica.com


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