Un choque increíble...

Choque entre dos satélites en órbita
Uno era ruso y el otro, estadounidense; dejó más de 500 fragmentos de chatarra espacial

Un satélite estadounidense de telecomunicaciones y un satélite militar ruso en desuso chocaron anteayer a 780 km de la Tierra, sobre el Círculo Polar Artico. Esa altitud es la que usan los satélites para fines científicos, climáticos y de comunicación.

La colisión ocurrió entre un Iridium-33 y un Cosmos-2251, que la agencia espacial rusa había puesto en órbita en 1993 y "no era utilizado" desde 1995, según informó ayer esa agencia. El choque entre ambos objetos, que pesaban 560 y 900 kilos, fue a más de 40.000 km/h.
Según indicaron ayer la agencia espacial europea (ESA) y la NASA, éste es el primer choque entre dos satélites sin desperfectos en estos 50 años de actividad humana en el espacio. Los científicos analizan y controlan la inmensa nube de más de 500 fragmentos de chatarra espacial, que se desplazan a unos 15.000 km/h o más.

Las agencias estiman que existe "un pequeño" riesgo "dentro de los límites aceptables" de que la Estación Espacial Internacional (EEI), que orbita 435 kilómetros por debajo del lugar de la colisión, ingrese en esa nube.

"Fue como si chocaran dos trenes a gran velocidad -dijo Mariano Ribas, coordinador del Area de Astronomía del Planetario porteño-. Pensé que en mi vida iba a escuchar cosas insólitas, pero nunca algo así. Hablamos de objetos pequeños que se desplazan en un área inmensa, por lo que la probabilidad de que algo así ocurriera era muy baja."

Tanto Ribas como Marcelo Suárez, especialista en órbitas de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae), el choque no tendrá consecuencias para la población terrestre. "Está aumentando la cantidad de satélites en órbita, con lo cual la probabilidad de colisión, que sigue siendo baja, empieza a aumentar, en particular en el rango donde ocurrió el accidente", dijo Suárez.

Unos 300.000 objetos de entre 1 y 10 centímetros de diámetro, además de miles de millones de piezas más pequeñas, orbitan la Tierra.

Fuente La Nación

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