Turismo Ecológico: Las ballenas jorobadas llegan a Perú... y danzan al amor

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Cientos de ballenas jorobadas llegan a las costas ecuatorianas entre junio y octubre para procrear y parir, pero son sus bailes y cantos amorosos los que deslumbran a miles de turistas que, a diario, las visitan en su santuario de Puerto López.

Con espectaculares chapuzones en el mar, los machos intentan atraer a las hembras y ahuyentar a sus rivales, en un cortejo de fuerza y belleza.

Cuando esos mamíferos marinos parecen querer despegar del agua, caen de nuevo a la superficie en una explosión de espuma marina.

Unas 6.000 ballenas jorobadas (megaptera novaeangliae) abandonan en esta época las gélidas aguas de la Antártica en busca de la calidez del océano Pacífico ecuatorial, donde encuentran el lugar propicio para alimentarse, amarse y alumbrar sus crías.

Las jorobadas se distribuyen a lo largo de la costa del Pacífico, desde Perú hasta Costa Rica, en Centroamérica, pero es frente a las playas de Puerto López, un pequeño pueblo de pescadores en la provincia ecuatoriana de Manabí (oeste), donde se congregan por cientos.

Desde allí, una docena de empresas de alquiler de botes y yates espera a los turistas para emprender las travesías, en una persecución guiada hasta los sitios donde se ve a las ballenas en su magnitud.

La travesía, de unos 30 kilómetros, puede llegar hasta la Isla de la Plata, una formación que reproduce en parte la biodiversidad del famoso archipiélago ecuatoriano de Galápagos, unos mil kilómetros al oeste de las costas continentales del país.

El avistamiento de ballenas es una de las principales actividades de "turismo ambiental" o "turismo de conservación" que se efectúan en las costas de Manabí, y también en las provincias vecinas de Santa Elena y Esmeraldas, durante esta época.

Winston Lucas, un operador turístico de Puerto López, aseguró a Efe que visitantes ecuatorianos y de "muchas nacionalidades" han llegado a la sede de su empresa para contratar uno de los dos modelos de travesía que efectúa con sus botes.

Uno de los paquetes turísticos incluye el avistamiento de ballenas y una visita guiada a la Isla de La Plata, con charlas sobre las aves que allí anidan: albatros, gaviotas, fragatas y los piqueros de patas azules, que abundan también en Galápagos.

El otro paquete se dedica exclusivamente a la búsqueda de ballenas, en una travesía que puede durar hasta cuatro horas.

Las autoridades ecuatorianas regulan esta actividad turística para preservar, "lo que más se pueda", el entorno y hábitat temporal de las jorobadas.

"Tiene que ser una actividad responsable y, por eso, antes de las travesías, se explica a los turistas sobre la importancia de conocer y cumplir las normas", indicó Lucas.

La llegada de turistas a Puerto López ha crecido en los últimos años y Lucas los cuenta por cientos.

"Unos 260 pasajeros al día" abordan las naves de su empresa en busca de las ballenas, aseveró.
Según Lucas, "no es fácil localizarlas" en la inmensidad del mar, pues no sólo depende del conocimiento de los sitios que frecuentan, sino también del tiempo y del ánimo de los mamíferos marinos.

Para lograr verlas en su máximo esplendor "hay que tener suerte", señaló Lucas, que ha visto chapotear a grandes y pesadas ballenas, de más de 30 metros de largo.

También hay científicos que acuden a Puerto López para ver a las jorobadas, sobre todo sus aletas posteriores, que son como las huellas digitales de las ballenas.

Los que se dedican a su estudio pueden identificarlas gracias a sus aletas y comprender algunos de sus hábitos, precisó Lucas, tras destacar que la mayoría de visitantes "se deslumbra con estos animales grandiosos".
Publicación realizada gracias a la colaboración de Anabella Koesling. Agradecida.

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